- Abuelita, abuelita, que orejas tan grandes tienes.
- La abuela le dijo son para oírte mejor.
- Abuelita, abuelita, que ojos tan grandes tienes.
- Son para verte mejor.
- Abuelita, abuelita, que boca tan grande tienes.
- ¡Son para comerte mejor!
El lobo se comio a caperucita y en su barriga estaba su abuelita. Con la cesta mágica se hicieron pequeñas y consiguieron salir de la barriga del lobo.